El suyo es un planeta gigante. Empezó siendo una minúscula gota de líquido en el espacio. Creció hasta su tamaño descomunal por absorción de otros pequeños cuerpos celestes con los que chocaba, todos se licuaban. Su centro es gaseoso, ardiente hasta el vacío, le sigue una parte siempre en extrema ebullición que se va enfriando a capas más cálidas, las más superficiales son gélidas y navegadas por monstruosos icebergs. Siente predilección por los sonidos, son su medio de transporte, ah, porque siente, y también piensa. Hace tiempo que te escucha, estremeciéndose al ritmo de tu corazón lento. Ellos son incontables y eternos. Amorales, apolíticos, conscientes sin conciencia. Y bailan adorando aquella primera lágrima primigenia, mientras recorren el espacio engullendo un cuerpo tras otro.
Primero en comentarte... cuanto honor...
ResponderEliminarMuy bonito su escrito.
A mi me gusta mucho hablar de cosas primigenias... y leerlas.
Después, cuando acabe de estudiar, te agrego a mi lista de blogs...
:)
Qué bien encontrarte por aquí y con este precioso texto :)
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